Agentes injuriantes
El ser humano se encuentra
constantemente enfrentado a la acción de una serie
de agentes injuriantes provenientes del medio ambiente tales
como parásitos (1), bacterias (2), hongos (3) y virus
(4).
Otros agentes no patógenos tales como el polen de
diversas plantas (5), pueden ser considerados como agentes
injuriantes en determinadas circunstancias.
Finalmente, sus células pueden sufrir un proceso
de transformación maligna, originando células
cancerosas de gran agresividad (6).
Los agentes injuriantes alteran la constancia macromolecular
del individuo a través de diversos mecanismos de
agresión. En el caso de microorganismos su rápida
multiplicación, la liberación de toxinas y
de enzimas proteolíticas contribuyen a su capacidad
de provocar daño tisular. El polen y otros componentes
del medio ambiente aparentemente inocuos, pueden producir
en determinados individuos, una serie de patologías
denominadas genéricamente hipersensibilidad o alergia.
En el organismo pueden surgir células cancerosas,
las cuales a través de una proliferación desmedida
y de la colonización de órganos y tejidos,
suelen conducir al individuo a la muerte.
El ser humano cuenta con una serie de mecanismos defensivos
que le permiten enfrentar la agresión de estos agentes
injuriantes. Estos mecanismos comprenden respuestas inespecíficas
y específicas que pertenecen a la inmunidad en sentido
amplio