Presentación de antígeno a linfocitos T CD8+.

 
 

Cualquier célula nucleada puede presentar antígeno a linfocitos T CD8+. Estos linfocitos presentan restricción genética clase I, vale decir, sólo reconocen péptidos antigénicos en el contexto de estas moléculas. Más aún, los linfocitos T CD8+ reconocen antígenos endógenos o sea antígenos que han sido sintetizados por la célula que los presenta. Entre ellos, los de mayor importancia son los antígenos presentes en células infectadas por virus y los neoantígenos propios de las células cancerosas.
En el núcleo de estas células se encuentran los genes que codifican a las proteínas antigénicas (1) y a las moléculas MHC clase I (2). En el citoplasma se produce la síntesis de las proteínas virales, antígenos tumorales u otros. Estos son procesados por proteasas ubicadas en un compartimento celular aún no identificado (3). Los péptidos resultantes son transportados al retículo endoplásmico rugoso donde se asocian a moléculas MHC clase I sintetizadas en ese lugar. El complejo MHC-péptido viaja en el interior de una vesícula exocítica (4) hasta la membrana celular donde será reconocido por linfocitos T CD8+ específicos para él (5).
Este contacto los hace ser respondedores a las citoquinas IL-2, IFN-gamma e IL-6 provenientes de linfocitos T CD4+. Al recibir estas señales, el linfocito T CD8+ se diferencia a linfocito T citotóxico, capaz de lisar células que presenten al antígeno correspondiente en su membrana.