Concepto de Atopia

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El término atopia fué acuñado por Coca en 1923 para referirse al estado de hipersensibilidad anómala que presentan ciertos individuos ante la presencia de sustancias o condiciones que para el resto de la población son inocuas (1).
Un 65-80% de los enfermos con asma bronquial alérgica y rinitis alérgica presentan antecedentes familiares de atopia. Los miembros de una familia de atópicos pueden presentar distintos cuadros clínicos, sin embargo, en todos ellos se detecta niveles elevados de IgE. El modo de herencia de esta condición es poligénica multifactorial
La condición de atopia está principalmente ligada a la presencia de ciertos alelos especialmente del sistema MHC (a) y a una síntesis exagerada de IgE (b). Los atópicos se caracterizan por responder a antígenos denominados alergenos (c) dando origen a diversas manifestaciones clínicas (d).

a) Influencia genética: se ha descrito la participacion de diversos sistemas genéticos independientes relacionados con atopia:
a.1) Asociación con ciertos alelos MHC clase I: el haplotipo HLA-A1 B8 es más frecuente en enfermos con dermatitis atópica complicada con rinitis y asma y el haplotipo HLA-A3 B7 lo es en individuos con rinitis polínica asociada con asma bronquial.
a.2) Asociación a la presencia de ciertos alelos MHC clase II que tendrían una mayor tendencia a presentar antígenos que no son
normalmente presentados al sistema inmune en todos los individuos.
a.3) Influencia genética sobre aspectos cuali y cuantitativos de linfocitos TCD4+ que regulan la síntesis de IgE.

b) Sintesis de IgE: la definición de atopia y las características del mecanismo de daño tipo I suponen una mayor producción de IgE, cuya síntesis está regulada por linfocitos T CD4+ y también por células cebadas a través de la secresión de diversas citoquinas. Cabe hacer notar sin embargo, que el valor clínico de la determinación de IgE sérica total es limitada ya que no siempre está aumentada en los distintos cuadros clínicos mediados por este mecanismo de daño. Así, por ejemplo, sus niveles séricos están elevados en sólo un 30 a 40% de los pacientes con rinitis alérgica y en un 60% de los pacientes con asma bronquial alérgica. Más aún, existen condiciones no alérgicas en las que se encuentran aumentados los niveles séricos de IgE. Por lo tanto, los test de mayor valor diagnóstico son aquellos en que se mide la reacción cutánea a alergenos, la cual, indirectamente está detectando IgE específica a los antígenos a los que el individuo está sensibilizado. Una reacción cutánea negativa indica que la patología no es de origen alérgico.

c) Alergenos: existe una gran diversidad de moléculas y estructuras capaces de originar una respuesta anafiláctica. La vía de ingreso de los alergenos es crucial en cuanto al cuadro clínico que provocan. Los alergenos que ingresan por inhalación se relacionan con enfermedades respiratorias tales como rinitis alérgica y asma bronquial alérgica. Derivan de fuentes naturales orgánicas, siendo los más importantes el polvo de habitaciones (ácaro dermatofagoides), el polen, las esporas de moho, algunos hongos, las fecas de insectos y la caspa y saliva de diversos animales (perro, gato, cerdo, caballo, etc). También se incluyen en este grupo, sustancias químicas e irritantes contaminantes. La forma, el tamaño y el peso de estas partículas es muy variable ( 2 a 60 µm ) y los antígenos que originan la respuesta son generalmente proteínas de 10000 a 40000 dalton o bien haptenos. No se conoce aún qué característica fisicoquímica particular le confiere la calidad de alergenos a estas sustancias. Su mayor o menor poder de penetración a las vías aereas determina en parte, el sitio anatómico afectado.
Los alergenos que ingresan por ingestión están presentes en algunos alimentos tales como leche de vaca, chocolate, clara de huevo, maní, plátano, poroto de soya, pescados, camarones y mariscos. También son alergenos diversos aditivos y colorantes presentes en los alimentos elaborados. La mayoría son termolábiles y resistentes a la proteolisis. En este caso, los antígenos son principalmente glicoproteínas entre 10000 y 40000 d.
La piel es una importante vía de ingreso de alergenos presentes en diversos fármacos. De hecho, la aplicación tópica es la más efectiva ruta de sensibilización a fármacos, sin embargo, la reacción anafiláctica puede ocurrir a raíz de la anministración del fármaco por cualesquier vía y las manifestaciones clínicas pueden ser diversas, no afectando necesariamente la piel. Los antígenos de fármacos que provocan reacciones tipo I tienen un peso molecular inferior a 1000 d, de manera que la mayoría produce sensibilización en calidad de hapteno, esto es uniéndose a proteínas o estructuras tisulares del individuo. Cabe hacer notar, que los medicamentos aplicados por la vía cutánea pueden también dar origen a mecanismos de daño II, III y IV.
Entre los alergenos que ingresan por vía parenteral se cuentan el veneno de insectos especialmente de himenópteros (abeja, avispa, abejorro y algunos tipos de hormigas), medicamentos (antibióticos y sulfonamidas) y sustancias biológicas (suero heterólogo, gamma globulina y hormonas).

d) Cuadro clínico: el órgano o sistema afectado depende principalmente de la vía de ingreso del alergeno, de su naturaleza y del grado de sensibilización del individuo.
Las enfermedades alérgicas por alergenos inhalados pueden ser episódicas, estacionales o permanentes, dependiendo de la naturaleza de la interacción del individuo con el alergeno.
Las primeras pueden ser provocadas por fertilizantes, insecticidas, fecas de insectos, polvos dentales, laca para el pelo, etc., cuando son utilizadas sólo ocacionalmente. La alergia estacional se debe fundamentalmente al polen proveniente de diversas plantas que florecen en determinadas épocas, al trabajo en el campo, etc. Los estados permanentes se producen ante alergenos constantemente presentes en el medio ambiente e incluyen ácaros presentes en el polvo de habitaciones, baratas, hongos, mohos, fibras de lana, caspa, orina o saliva de animales.
El principal cuadro clínico que afecta a la vía aerea superior es la rinitis alérgica. Las manifestaciones consisten básicamente en estornudos, prurito y congestión nasal. Los cornetes nasales se ven pálidos, azulosos y edematosos cubiertos con secresión clara y delgada. La membrana nasal puede presentarse hinchada con presencia de mucus claro que puede obstruir la vía aerea y en ocaciones conducir a sinusitis. La reacción puede involucrar manifestaciones oculares tales como lagrimeo y edema en la conjuntiva. En los oídos puede acumularse líquido dificultándose la audición.
Los síntomas se exacerban en presencia de diversos irritantes inespecíficos tales como humo de cigarrillo, olores fuertes, contaminación ambiental y cambios climáticos. La reacción anafiláctica puede complicarse con infecciones que suelen conducir a sinusitis, otitis, faringitis o bronquitis.
El asma bronquial alérgico afecta a la vía aerea inferior. Consiste en una obstrucción incompleta y recurrente del árbol bronquial que produce dificultad respiratoria, apnea y a veces tos con esputos. La obstrucción es reversible en forma espontánea o bien como respuesta a medicamentos y se debe a contracción del músculo liso bronquial (broncoespasmos), edema mucoso, inflamación y secreción de mucus viscoso.
Se produce un aumento en la resistencia de las vías respiratorias lo que hace difícil la salida del aire inspirado desde el pulmón, llevando a una reducción del volumen expiratorio forzado y del flujo aereo. Las alteraciones en la perfusión alveolar crea una sensación de dificultad respiratoria y genera alteraciones en la ventilación y perfusión alveolar produciéndose hipoxemia.
Las alteraciones comprometen las vías aereas (bronquios y especialmente bronquíolos) pero no los alveolos. En la vía respiratoria se observan alteraciones histopatológicas tales como pérdida de epitelio, hiperplasia de las células caliciformes, engrosamiento de la membrana basal por depósito de colágeno e infiltración de la lámina propia con eosinófilos y neutrófilos. Además se observa hiperplasia y contracción del músculo liso, hiperplasia de las glándulas submucosas con incremento en su función secretora y aumento en el número de células cebadas.
El cuadro clínico que afecta con mayor frecuencia al tracto gastrointestinal es la hipersensibilidad a alimentos.
La ingestión de alimentos alergénicos produce una variedad de cuadros clínicos dependiendo del sitio y grado de degranulación de las células cebadas. Las manifestaciones gastrointestinales inmediatas consisten en espasmos, hinchazón, vómitos y diarrea.
En el sindrome alérgico oral se observa comezón, prurito, angioedema en los labios y ocacionalmente obstruccion laringea, rubor facial, ampollas en la mucosa oral y ronquera.
Si el alergeno pasa a la circulación sanguínea o linfática se pueden producir manifestaciones en otros sitios tales como urticaria y angioedema en piel, asma en pulmón, rinorrea en nariz y conjuntivitis en los ojos. También se puede desarrollar anafilaxia sistémica en la que se observa hinchazón y picazón de la lengua, paladar, faringe y laringe, dificultad respiratoria y cianosis, dolor de pecho, urticaria, angioedema, dolor abdominal, vómitos, diarrea, hipotensión y shock.
El ingreso de alergenos por vía parenteral suele traducirse en shock anafiláctico cuyas características son relativamente constantes en una misma persona pero suelen ser variables en distintos individuos. Se inicia segundos o minutos después del contacto con el antígeno e incluye manifestaciones tales como prurito, rubor, urticaria y angioedema en piel; hipotensión y taquicardia en el sistema cardiovascular; broncoespasmos, edema laríngeo, disnea en el sistema respitatorio; espasmos, emesis y diarrea en el sistema gastrointestinal y espasmos uterinos. Finalmente puede sobrevenir un estado de shock.
Como se ha dicho, este cuadro clínico se puede originar también cuando el antígeno ingresa por otras vías.
Otros aspectos que han sido relacionados con la condición atópica se refieren a la facilidad de penetración del alergeno a través de las mucosas. Así, se ha descrito en niños que desarrollan alergia un déficit de IgA secretora durante sus primeros tres meses de vida. Asimismo, pacientes con deficiencia selectiva de IgA, con colitis ulcerosa o enteritis regional presentan con frecuencia anticuerpos para proteínas de leche de vaca, lo que indica que hubo traspaso de ellas a través de la mucosa intestinal.
Finalmente, se ha postulado que las células cebadas y basófilos de los atópicos presentarían un mayor susceptibilidad a la degranulación que aquellos de individuos normales. Se ha relacionado este hecho con la influencia que tiene en sistema nervioso autónomo sobre este proceso. En los pacientes asmáticos la respuesta exagerada frente a alergenos ambientales se denomina "hiperreactividad bronquial" y está también asociada a factores emocionales, temperaturas frías, ejercicio físico, tos, risa, etc. Los determinantes de esta hiperreactividad bronquial incluyen anormalidades en el sistema nervioso autónomo, aumento de la respuesta a estímulos sensoriales debido a alteraciones en los neuropéptidos y citoquinas, daño epitelial, alteraciones en la respuesta del músculo liso e inflamación de las mucosas.