Los principales protagonistas
de la respuesta inmune adaptativa son el antígeno,
los linfocitos, los anticuerpos, las células accesorias,
el sistema complemento y las citoquinas.
La variedad de antígenos posibles es casi infinita.
Cualquier molécula capaz de originar una respuesta
inmune adaptativa es un antígeno (1) . La mayoría
de los antígenos a los que el ser humano se ve enfrentado
pertenece a la categoría de mosaico antigénico,
esto es a estructuras complejas tales como microorganismos,
células alogénicas y proteínas heterólogas
que presentan múltiples antígenos y una gran
cantidad de determinantes antigénicos.
Los receptores de linfocitos T y B y las inmunoglobulinas
originadas en estos últimos son los únicos
componentes del sistema inmune con capacidad de reconocer
específicamente al antígeno.
Los linfocitos T maduran en el timo donde se diferencian
constituyendo clones y subpoblaciones. Un clon está
formado por todos aquellos linfocitos que comparten una
misma especificidad la cual radica en receptores de superficie
denominados TCR. Las subpoblaciones linfocitarias se distinguen
entre sí por la función que ejercen durante
la respuesta inmune. Las distintas subpoblaciones presentan
diferentes moléculas de superficie denominadas marcadores
CD. Así, los linfocitos T CD4+ (2) ejercen la función
de cooperadores (3) o bien son liberadores de sustancias
solubles denominadas linfoquinas (4) que interactúan
con las células accesorias. Los linfocitos T CD8+
ejrcen la función citotóxica (5) o supresora
(6).
Los linfocitos B (7) inician su maduración en la
médula ósea, conformando clones que salen
a la periferia con receptores específicos para antígeno
que corresponden a inmunoglobulina M unida a membrana. A
raíz de su contacto con este, los linfocitos B sufren
cambios isotípicos que los llevan a sintetizar las
otras clases de inmunoglobulinas (8), las que secretan luego
de diferenciarse a células plasmáticas (9).
De este modo, los linfocitos B conforman subpoblaciones
capaces de responder con una de cinco clases de inmunoglobulinas
de una determinada especificidad: IgM, IgG, IgA, IgD e IgE
. Las inmunoglobulinas neutralizan al antígeno y
activan al complemento durante la respuesta efectora.
Los linfocitos T CD4+ reconocen a los determinantes antigénicos
en el contexto de moléculas MHC clase II en la membrana
de las células presentadoras de antígeno (10).
Los linfocitos T CD8+ reconocen al antígeno presentado
por moléculas MHC clase I ubicadas en la superficie
de cualquier célula nucleada. Los linfocitos B lo
hacen directamente a través de su receptor idiotípico.
Durante la respuesta inmune, se produce una serie de interacciones
entre las células linfoides y no linfoides que en
ella participan.
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Otro tipo de linfocitos que participan en la respuesta inmune
son los linfocitos grandes granulares (11) los cuales no
son T ni B ni tienen marcadores CD 4 u 8. Estos linfocitos
son también denominados NK (células asesinas
naturales o natural killer) debido a su capacidad de lisar
células ya sea directamente o a través de
la unión de sus receptores al fragmento Fc de inmunoglobulinas
que cubren a la célula a ser eliminada. Los linfocitos
grandes granulares son de gran importancia en el fenómeno
llamado "vigilancia inmunologica" al ser los encargados
de lisar células que presentan neoantigenicidad,
especialmente células cancerosas.
Las células accesorias participan en la inducción
de la respuesta presentando al antígeno y en su fase
efectora, amplificando la labor de los linfocitos y eliminando
al antígeno por fagocitosis. Este último mecanismo
es inespecífico, ya que no discrimina entre distintos
antígenos. Sin embargo,su eficiencia aumenta grandemente
al reconocer el fragmento Fc de inmunoglobulinas que recubren
al antígeno. Las células accesorias más
importantes son las células presentadoras de antígeno
(12), que corresponden a macrófagos, células
dendríticas, células interdigitantes, células
de Langerhans y células endoteliales entre otras.
Estas células están ampliamente distribuidas
en el organismo especialmente en los órganos linfoides
periféricos, ganglios y bazo, donde captan, procesan
y presentan a los determinantes antigénicos a los
linfocitos T. Especial importancia tienen las células
de Langerhans, ubicadas en la epidermis, que presentan antígenos
que ingresan por esa vía y los macrófagos
ubicados en las mucosas. Estas células forman parte
del sistema linfoide asociado a piel (SALT) y a mucosas
(MALT) respectivamente. Las células endoteliales
han surgido últimamente como importantes participantes
en la respuesta inmune al tener capacidad de presentar antígenos,
de secretar citoquinas y de exponer moléculas de
adhesión celular que otorgan direccionalidad a la
migración y ubicación de las células
en los lugares donde son requeridas (16).
Finalmente, los polimorfonucleares (13) neutrófilos,
basófilos y eosinófilos juegan un papel importante
en la respuesta inmune. Los primeros presentan un gran poder
fagocítico especialmente cuando las partículas
a fagocitar están opsonizadas con inmunoglobulinas
o complemento. Los basófilos secretan mediadores
químicos de la inflamación y los eosinófilos
participan especialmente en la respuesta inmune frente a
parásitos y en reacciones alérgicas.
Una característica importante de las células
que participan en la respuesta inmune es su recirculación,
la cual aumenta grandemente la probabilidad de encuentro
entre el antígeno y los linfocitos específicos
para él.
El sistema del complemento (14) es el gran amplificador
de la respuesta inmune mediada por anticuerpos. Está
constituido por una serie de proteinas plasmáticas,
11 de las cuales participan en una reacción en cascada
que conduce a la formación de un complejo multimolecular
capaz de lisar bacterias y células y a la generación
de fragmentos con actividad flogística. También
incluye proteínas reguladoras del sistema.
No se puede dejar de nombrar como protagonistas de la respuesta
inmune a la gran cantidad de citoquinas (15) que en ella
participan. Estas son moléculas biológicament
activas liberadas por diversas células e involucradas
en la comunicación intercelular, llevando mensajes
que comandan las funciones requeridas para un funcionamiento
armónico y efectivo de los componentes del sistema
inmune. Además, algunas citoquinas son responsables
de efectos sistémicos de la respuesta inmune e inflamación.
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