Los
linfocitos T CD4+ reconocen antígenos que son procesados
y presentados por células especializadas en esta
función. Los fagocitos mononucleares, los linfocitos
B, las células dendríticas, las células
de Langerhans de la piel y las células endoteliales
son células presentadoras de antígeno (CPA).
Estas células fagocitan o incorporan antígenos
extracelulares, principalmente microorganismos y antígenos
protéicos solubles. En este proceso pueden intervenir
opsoninas tales como inmunoglobulinas o factores del complemento
que le confieren un cierto grado de especificidad a la fagocitosis
y endocitosis (1). En el caso de presentación de
antígenos por linfocitos B, la incorporación
del material antigénico se produce a través
de su receptor idiotípico.
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El material antigénico es procesado en el interior
de fagosomas o endosomas acídicos con la participación
de proteasas provenientes de lisosomas o presentes en endosomas
respectivamente (2). Estas enzimas degradan parcialmente
al antígeno, dejando péptidos de 10 a 20 aminoácidos.
Estos péptidos antigénicos se asocian con
moléculas MHC clase II cuyo origen es controvertido.
Algunos autores postulan que provienen de un reciclaje de
moléculas ubicadas en la cara externa de la membrana
celular. Otros, plantean que son sintetizadas de novo en
el retículo endoplásmico almacenándose
en una vesícula aún no claramente identificada
(3). En todo caso, péptidos y moléculas MHC
II se encuentran en el endosoma (4), donde se unen no covalentemente
(5). Luego viajan hacia su ubicación definitiva en
la membrana celular (6). Se ha postulado que la unión
del péptido antigénico a la molécula
MHC impide que siga siendo degradado por proteasas (7).
Ultimamente se ha descrito la participación en este
proceso de una cadena polipeptídica no polimórfica
denominada cadena invariante (Ii) . Esta cadena, se uniría
a la molécula MHC recién sintetizada en la
membrana del retículo endoplásmico y sería
eliminada proteolíticamente antes de que el MHC una
al péptido antigénico y se exprese en la membrana.
Se ha atribuido diferentes funciones a esta cadena invariante.
Así, se ha sugerido que su presencia en el bolsillo
del MHC clase II impide la unión prematura de péptidos
antigénicos a él. Otros autores sugieren que
la cadena invariante sirve para fijar la molécula
MHC II al endosoma permitiendo que se una adecuadamente
el péptido antigénico.
El complejo MHC-péptido es reconocido específicamente
por el receptor idiotípico de linfocitos T CD4+ (8)
recibiendo estos una señal de activación.
Participan además en esta activación señales
coestimuladoras por parte de la CPA a través de la
acción de las interleuquinas 1 y 6. En la presentación
de antígeno a linfocitos T CD4+ participan también
las moléculas que conforman el complejo CD3 el cual
está unido al TCR en linfocitos y está encargado
de la transducción de la señal de activación
durante el reconocimiento antigénico. Además,
otras moléculas accesorias (CD-4, LFA-1 y CD2) se
unen a ligandos presentes en la CPA estabilizando la unión
TCR-complejo MHC-péptido.
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