Algunas
bacterias son resistentes a los mecanismos bactericidas
de fagocitos al presentar una pared cérea que impide
su acción. Así, ellas bacterias pueden sobrevivir
y permanecer en el interior de dichas celulas, especialmente
de macrófagos, durante largo tiempo. Las micobacterias
y la listeria monocitogena pertenecen a esta categoría
de bacterias intracelulares.
Como es de esperar, los mecanismos inespecíficos
de defensa, fagocitosis y complemento y la respuesta inmune
humoral son bastante ineficaces en la eliminación
de estos microorganismos. La respuesta T o celular en sus
versiones citotóxica y de tipo hipersensibilidad
retardada son las encargadas de combatir a las bacterias
intracelulares. Sin embargo en muchas ocasiones estas respuestas
producen gran daño al organismo.
Los antígenos protéicos bacterianos son presentados
a linfocitos T CD4+ en MHC II de macrófagos (1) y
a linfocitos T CD8+ en MHC I de células nucleadas
infectadas (2). Los linfocitos T CD4+ se ativan y luego
de proliferar, secretan citoquinas especialmente interferón
gamma (IFNþ). Estas citoquinas atraen y activan macrófagos
estimulando su poder fagocítico y microbicida. También
contribuyen a estimular la producción de anticuerpos.
Esta respuesta se manifiesta como una inflamación
productiva difusa y puede erradicar completamente a los
agentes infecciosos. Sin embargo, cuando las bacterias persisten
debido a su resistencia a los mecanismos bactericidas, las
citoquinas atraen más macrófagos originando
granulomas (3) que intentan localizar la infección
impidiendo su diseminación. Los granulomas están
constituidos de células gigantes multinucleadas (4)
que contienen micobacterias en su interior, rodeadas de
células epitelioideas (5), linfocitos y fibroblastos.
Las células gigantes se forman por fusión
y multiplicación de macrófagos y las células
epitelioideas son macrófagos atípicos. El
portador de estas estructuras suele desarrollar hipersensibilidad
retardada que se manifiesta como una respuesta más
vigorosa que conduce a necrosis y fibrosis del granuloma.
De esta manera, la respuesta del huésped es la principal
causa de daño tisular y efectos sistémicos
propios de la enfermedad.
El papel que juegan los linfocitos T CD8+ citotóxicos
no está claro. Se ha postulado que lisan células
infectadas que están permanentemente presentando
antígenos.
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