Los virus son parásitos
intracelulares obligados, requiriendo de la maquinaria metabólica
de una célula para replicarse. Su estructura básica
incluye un ácido nucleico, que puede ser DNA o bien
RNA, rodeado por una envoltura protéica o cápsula
que le permite ingresar a las células. Una infección
viral comprende una etapa extracelular y una etapa intracelular,
por lo tanto la respuesta inmune puede interferir con ellos
en estos dos niveles.
Los virus ingresan al organismo por diversas vías
incluyendo la respiratoria, la gastrointestinal, la transcutánea
la genitourinaria y la rectal. Luego de ingresar, se produce
una etapa de replicación primaria para luego diseminarse
e introducirse en su tejido blanco final. Las infecciones
virales pueden ser líticas, latentes o persistentes.
La respuesta inmune adquiere características y efectividad
diferentes de acuerdo a la vía de ingreso del virus
y al tipo de infección que provoca.
La respuesta inmune en sentido amplio frente a estos microorganismos
comprende mecanismos inespecíficos y específicos
con características y efectividad particulares que
dependen de la naturaleza de cada virus. Entre los mecanismos
inespecíficos, los de mayor relevancia incluyen la
producción de interferón tipo I, la presencia
de células NK y la activación del complemento.
La respuesta inmune adaptativa antiviral incluye mecanismos
efectores humorales y celulares, siendo estos últimos
los más eficaces.
El organismo cuenta con una serie de elementos para impedir
o dificultar el ingreso de virus al organismo. Así
por ejemplo, en la vía respiratoria, los virus deben
sobrepasar el efecto neutralizante de IgA secretora, la
acción lítica de células NK y la función
fagocítica de macrófagos. En el sistema gastrointestinal
existen una serie de elementos que limitan la persitencia
e ingreso de partículas virales. Entre ellos tienen
importancia el pH ácido gástrico, las sales
biliares, enzimas proteolíticas e IgA secretora.
En la piel, el estrato córneo constituye una barrera
física que es sobrepasada cuando los virus ingresan
mediante picaduras de insectos, mordida de animales o bien
por el uso de jeringas contaminadas. La transmisión
sexual ha adquirido especial importancia a raíz del
SIDA. En este caso, la mucosa y la IgA se oponen al ingreso
del virus HIV.
Si los virus logran sobrepasar estas barreras, se ven enfrentados
a diversas modalidades de la respuesta inmunológica
cuya eficiencia dependerá de la etapa del ciclo infectivo
viral en que actúen.
En una fase precoz de la infección tiene importancia
la actividad lítica de las células NK las
que lisan células infectadas por virus ya sea directamente
o bien a través del mecanismo ADCC y la activación
del complemento por via alterna.
Más adelante, los virus, al ser en general muy inmunogénicos,
estimulan respuestas T y B. Los linfocitos T CD4+ reconocen
péptidos virales en el contexto de moléculas
MHC clase II en células presentadoras de antígeno
ejerciendo su función cooperadora con respuestas
de linfocitos B y T CD8+. La respuesta celular en su modalidad
citotóxica es la más efectiva ya que los linfocitos
T CD8+ activados, al reconocer péptidos antigénicos
de origen viral en moléculas MHC clase I en células
infectadas por virus, son capaces de lisarlas (1).
Los anticuerpos (2) cumplen un papel relativamente pobre
en las infecciones virales agudas, sin embargo son importantes
en la prevención de reinfecciones. Los anticuerpos,
al unirse a epitopos presentes en proteínas ubicadas
en la superficie de la partícula viral (anticuerpos
neutralizantes), pueden reducir su infectividad. Esto lo
logran inhibiendo diversas etapas del ciclo reproductivo
viral tales como unión a la membrana celular y penetración
a la célula. Además pueden producir agregados
de viriones, acelerar su degradación en vesículas
y facilitar su fagocitosis al opsonizarlos.
La activación del complemento (3) es otro mecanismo
defensivo antiviral. Este sistema puede ser activado por
vía clásica y alterna, conduciendo a la opsonización
por C3b y a la lisis de virus con cápsula o de células
infectadas por virus. Su eficacia en el hombre es sin embargo
relativa, ya que pacientes deficientes en factores del complemento,
no presentan una mayor incidencia ni gravedad en infecciones
de este tipo.
Finalmente, durante la infección viral se induce
la síntesis de proteínas llamadas interferón
en las células del huésped. El interferón
es liberado al extracelular y actúa sobre células
vecinas uniéndose a un receptor e induciendo la síntesis
de una proteína kinasa que fosforila un factor de
iniciación de la síntesis protéica.
Mediante este mecanismo, se interfiere con la síntesis
de proteínas virales. Además el interferón
activa a endonucleasas que degradan el mRNA viral y estimulan
a otras células que participan en la respuesta inmune
tales como celulas NK y linfocitos T citotóxicos.
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