En
el mecanismo de daño anafiláctico reagínico
participan principalmente la inmunoglobulina E y la célula
cebada con sus mediadores. Este mecanismo de daño
es responsable de la mayoría de los cuadros de hipersensibilidad
que afectan a la población, sin embargo no parece
tener relevancia en la patogenia de enfermedades autoinmunitarias.
La respuesta humoral mediada por IgE tiene su origen evolutivo
en la inmunidad protectora frente a parásitos (ver
lámina 28). Este mismo tipo de respuesta puede ser
gatillado en presencia de ciertos antígenos llamados
alergenos en individuos atópicos.
Los alergenos son antígenos de origen vegetal, animal,
alimentario o medicamentoso que producen una reacción
anafiláctica en individuos atópicos.
Los atópicos presentan una predisposición
genética a responder con el mecanismo de daño
tipo I, frente a los alergenos. Sin embargo, individuos
sin este trasfondo genético pueden también
desarrollar este tipo de hipersensibilidad, especialmente
urticaria y anafilaxis. Por lo tanto, se ha aplicado la
denominacion más amplia de "enfermedades de
hiperesensibilidad de tipo inmediato" a estas patologías
que incluyen condiciones tales como asma bronquial alérgica,
rinitis alérgica, urticaria, dermatitis excematosa
o atópica y shock anafiláctico. El cuadro
clínico que se produce depende en gran medida de
la vía de acceso del alergeno al organismo, de la
naturaleza de este y del grado de sensibilización
del individuo.
El mecanismo de daño tipo I se inicia con una primera
exposición al alergeno que induce la síntesis
de grandes cantidades de IgE. Esta inmunoglobulina, por
su propiedad homocitotrópica, se une a células
cebadas y basófilos a través de receptores
de membrana para su fragmento Fc. Los receptores para Fc
epsilon de la célula cebada ( FCeR ) son de alta
afinidad y captan IgE aún cuando su concentración
no sea muy alta. A raíz de esta unión, el
individuo queda sensibilizado sin presentar aún manifestación
clínica alguna. Un segundo o posterior contacto con
el alergeno se traduce en su unión al fragmento Fab
de la IgE depositada en la membrana de la célula
cebada. Cuando la relación Ag-IgE es de 3:2, se produce
un cambio conformacional del receptor, que se traduce en
señales que llevan a la degranulación de la
célula cebada. Como se sabe, las células cebadas
se encuentran en abundancia en las cercanías de los
vasos que conforman la microcirculación. Estos vasos,
la musculatura lisa y los epitelios de las mucosas, son
blanco de la acción de los mediadores químicos
de la inflamación almacenados en sus gránulos
o bien sintetizados durante el proceso. Las consecuencias
son básicamente un aumento de la permeabilidad vascular,
formación de exudado inflamatorio, contracción
de la musculatura lisa y aumento de la secresión
de mucus.
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