Este mecanismo de daño
es responsable de algunas condiciones de HS frente a suero
heterólogo y de ciertas enfermedades autoinmunitarias
en las cuales se producen respuestas de anticuerpos frente
a autoantígenos tales como DNA, IgG y otras proteínas.
La respuesta consiste en la formación de complejos
antígeno-anticuerpo llamados complejos inmunes que
circulan en el interior de vasos sanguíneos. Normalmente
los complejos inmunes son eliminados por macrófagos
esplénicos y hepáticos con la participación
del complemento. Si ello no ocurre adecuadamente, los complejos
circulantes pueden depositarse en el endotelio de los vasos
pequeños, especialmente de aquellos que cumplen funciones
de ultrafiltración (glomérulos renales, membrana
sinovial articular).
|
El depósito de los complejos en las membranas de
células endoteliales, se traduce en la activación
del complemento por vía clásica. Se forman
los fragmentos C3a y C5a con actividad flogística
al inducir la degranulación de células cebadas
y basófilos. La generación de C5b se manifiesta
como quimiotaxis. Llegan al lugar gran cantidad de PMNn
los que liberan enzimas lisosómicas proteolíticas
y radicales libres. Todos estos fenómenos se traducen
finalmente en una inflamación exudativa, que con
la técnica de inmunofluorescencia muestra un patrón
discontínuo de fluorescencia.
Los mecanismos involucrados en el depósito de los
complejos circulantes son diversos y muchos de ellos están
en el terreno de las hipótesis. El problema por resolver
es la razón del depósito de complejos inmunes
sólo en algunos casos, ya que en condiciones normales
ellos se están formando contínuamente en el
transcurso de cualesquier respuesta inmune. Entre otros
causas, se ha descrito que en el depósito de complejos
inmunes influyen el tamaño y cualidades fisicoquímicas
de los complejos, una falla en el sistema del complemento
al cumplir su función de contribuir a su eliminación
y las características hemodinámicas de la
circulación que hacen posible su acercamiento a los
endotelios (circulación lenta y ultrafiltración).
Otro mecanismo descrito se refiere a la interacción
de los complejos solubles con basófilos y plaquetas
en la circulación. Estas células, al liberar
mediadores, producen un aumento de permeabilidad que permite
la salida de plasma, y con ello, el contacto de los complejos
solubles con el endotelio. Finalmente se ha descrito la
participación de la IgE, la cual unida a basófilos
o celulas cebadas, provoca la liberación de mediadores
con el consecuente aumento de la permeabilidad vascular.
Las formas clínicas del mecanismo de daño
tipo III son las siguentes:
Vasculitis en hipersensibilidad.
Bajo este nombre se agrupan una serie de sindromes provocados
por estímulos antigénicos específicos
como por ejemplo, suero o proteínas heterólogas,
fármacos y agentes infecciosos. Los más frecuentes
son la enfermedad del suero y las vasculitis por penicilina.
El primero puede presentarse en pacientes tratados con gama-globulina
antilinfocitaria o en politrasfundidos. Es de evolución
aguda y se caracteriza por vasculitis que afectan principalmente
riñon, piel y articulaciones. Las manifestaciones
características son fiebre, velocidad de sedimentación
elevada y síntomas cutáneos tales como púrpura
palpable, erupción maculopapular, ulceras y urticaria.
Dos o tres semanas después de iniciado el tratamiento
con el suero, puede aparecer linfadenopatía y artralgia.
Es de corta duración y sana espontáneamente
a menos que el antígeno sea inyectado nuevamente.
Si el antígeno es administrado en dosis repetidas,
se produce la forma crónica de la enfermedad del
suero, caracterizada por la formación de complejos
muy pequeños que se depositan preferentemente en
arterias, riñones y pulmones.
|
Diversos fármacos pueden provocar un cuadro similar
al descrito. Entre ellos se cuentan la penicilina, sulfonamidas,
tiouracilo, contrastes colesistográficos, hidantoínas,
ácido aminosalicílico y estreptomicina.
Además, fármacos tales como clorhidrato de
hidralacina, procaínamida, fenitoína, isoniazida,
propiltiouracilo y clorpromacina pueden inducir un cuadro
similar al lupus eritematoso sistémico, que se diferencia
del idiopático por presentar con mayor frecuencia
sintomas pleurales y pericárdicos que renales. El
LES inducido por fármacos mejora con la retirada
del fármaco causal y aparentemente no predispone
al LES idiopático o autoinmune.
Finalmente existe una forma local de mecanismo de daño
tipo III, el fenómeno de Arthus, que surge cuando
se inocula el antígeno por vía subcutánea
en un individuo previamente sensibilizado a él. Los
complejos se forman in situ y se depositan en las paredes
de pequeñas arterias produciendo vasculitis cutánea
y necrosis.
Vasculitis en enfermedades autoinmunitarias.
El mecanismo de daño tipo III es especialmente importante
como elemento patogénico en enfermedades autoinmunes.
Como ejemplos podemos citar la participación de complejos
inmunes en el lupus eritematoso sistémico y en la
artritis reumatoide. En el lupus, los autoanticuerpos anti
DNA de doble helice (DS) producen daño renal y del
sistema nervioso central. En la artritis, se encuentran
autoanticuerpos anti fragmento Fc de IgG (factor reumatoide)
que producen alteraciones articulares.
<< volver |