La
fagocitosis es un mecanismo básico de defensa presente
en la mayoría de las especies. En los mamíferos
está a cargo de células especializadas, principalmente
los polimorfonucleares neutrófilos y los macrófagos.
Los primeros son células sanguíneas circulantes
que se ponen en contacto con el material a fagocitar a través
de la respuesta inflamatoria. Los macrófagos provienen
de monocitos circulantes o bien están distribuidos
estratégicamente en los tejidos. Ambos presentan
diferencias en su poder fagocítico.
Los polimorfonucleares neutrófilos son especialmente
efectivos durante el inicio de infecciones por bacterias
extracelulares gram positivas y gram negativas. Los macrófagos
participan en etapas más tardías de la inflamación
fagocitando bacterias y restos celulares. Son importantes
en la defensa ante bacterias intracelulares y generalmente
actúan en concomitancia con respuestas inmunes adaptativas.
La fagocitosis por polimorfonucleares neutrófilos
se inicia a raiz del contacto de esta célula con
factores quimiotácticos endógenos o elaborados
por microorganismos (N-formilpéptidos)(1). Esta unión
permite la migración direccional del fagocito hacia
el agente injuriante y activa el metabolismo oxidativo celular.
El reconocimiento y contacto con material a ser fagocitado
está mediado por opsoninas que pueden ser anticuerpos
o el fragmento C3b del complemento (2). La unión
de la opsonina con la membrana celular gatilla la formación
de vacuolas fagocíticas y activa la enzima NADPH
oxidasa la cual comienza a generar radicales libres tales
como anión superóxido, ion hidroxilo y peróxido
de hidrógeno. Esto sucede cuando se está formando
el fagosoma (3). Posteriormente, se produce la fusión
del fagosoma con lisosomas celulares constituyéndose
el fagolisosoma (4). Al vertir su contenido al fagosoma,
estos organelos aportan mieloperoxidasa que genera hipoclorito
o hipoyodito a partir del peróxido de hidrógeno.
El anión superóxido, el ion hidroxilo, el
peróxido de hidrógeno y el hipoclorito son
parte de los mecanismos bactericidas oxígeno-dependientes.
Actúan sobre la membrana bacteriana produciendo peroxidación
de lípidos, rompimiento de proteínas de membrana
y de uniones disulfuro entre ellas y formación de
uniones cruzadas entre lípidos.
Los gránulos específicos y azurófilos
de los polimorfonucleares aportan también diversas
proteínas con capacidad bacteriostática y
bactericida. Entre las primeras se encuentran la lisozima
que ataca la mureína de la pared bacteriana y la
lactoferrina que priva a las bacterias de un elemento esencial
para su vida cual es el fierro. Los gránulos azurófilos
aportan las proteínas catiónicas microbicidas
CAP 57 y CAP 37 que rompen la membrana externa de bacterias
gram-negativas. Además, vierten al fagosoma las enzimas
proteolíticas catepsina G y elastasa así como
la lisozima. Este grupo de elementos microbicidas conforman
los mecanismos bactericidas oxígeno-independientes.
Finalmente, las enzimas hidrolíticas de los lisosomas
digieren a los microrganismos muertos (5). Durante la fagocitosis
se produce frecuentemente liberación de enzimas lisosómicas
(6) tales como las proteasas neutras las que contribuyen
a la fluidificación de la matriz extracelular. Asimismo
aporta mediadores químicos de la inflamación
tales como las proteínas catiónicas. Estos
mediadores aumentan la permeabilidad vascular en forma directa
o induciendo la liberación de histamina en la célula
cebada. También son quimiotácticos para monocitos
e inhiben el movimiento de otros neutrófilos y eosinófilos.
La fagocitosis por macrófagos es similar a la descrita
para polimorfonucleares neutrófilos difiriendo de
esta en que carecen de mieloperoxidasa. A diferencia de
los polimorfonucleares, los macrófagos cumplen una
labor fundamental en la respuesta inmune adaptativa al ser
células presentadoras de antígeno.
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