Esta
teoría, postulada por Jerne, Talmage y Burnet, establece
que el antígeno, al ingresar al organismo, selecciona
a un clon linfocitario preexistente y específico
para él induciendo su expansión. Las células
pertenecientes a este clon comparten la especificidad, sin
embargo presentan variedad funcional participando en las
diferentes modalidades de las respuestas efectoras humorales
y celulares.
Si se analiza el conjunto de linfocitos de un individuo
en cuanto a su especificidad, se observa que está
formado por múltiples clones derivados cada uno de
ellos de un linfocito con una sola especificidad. Los linfocitos
de un clon particular (células oscuras en la figura)
tienen la potencialidad de reconocer y responder a un determinado
epitopo o determinante antigenico.
La diversidad idiotípica
surge a raíz de recombinaciones al azar de los genes
que codifican los receptores para antígeno ubicados
en linfocitos T y B.
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