La
respuesta inmune adaptativa presenta cuatro mecanismos básicos
en su fase efectora: la respuesta humoral clásica
(A), la respuesta humoral mediada por IgE (B), la respuesta
celular citotóxica (C) y la respuesta celular tipo
hipersensibilidad retardada (D).
La respuesta humoral (A) se origina a raíz de la
activación de linfocitos B los que proliferan y se
diferencian a células plasmáticas. Estas secretan
cuatro clases distintas de inmunoglobulinas, IgM, IgG, IgA
e IgE, las que participan directa o indirectamentemente
en la eliminación o neutralización de antígenos.
La inmunoglobulina restante, IgD, está presente en
membrana de los linfocitos B y tiene un papel importante
en la induccción de la respuesta inmune pero al parecer
no participa en respuestas efectoras.
|
Entre las funciones de las inmunoglobulinas en la fase efectora
de la respuesta inmune se destaca la neutralización
de toxinas, virus, bacterias etc. impidiendo su unión
a células u otras estructuras. Las inmunoglobulinas
de las clases M y G pueden activar al complemento por vía
clásica amplificando la respuesta humoral. El complemento
genera diversos compuestos intermedios proflogísticos
que atraen polimorfonucleares neutrófilos al sitio
de la injuria y promueven la eliminación de la noxa
por fagocitosis. Además, el complemento puede producir
lisis celular o bacteriana. Otra función importante
efectuada por algunas inmunoglobulinas es la opsonización
de bacterias u otras estructuras, lo que le confiere un
cierto grado de especificidad a la fagocitosis por polimorfonucleares
neutrófilos y macrófagos.
La respuesta humoral mediada por IgE (B) es especialmente
importante en la eliminación de parásitos.
Esta inmunoglobulina se une por su fragmento Fc a receptores
específicos ubicados en células cebadas y
basófilos. Cuando la IgE une antígeno por
el fragmento Fab, se produce la liberación de mediadores
químicos de la inflamación que se encuentran
almacenados en los gránulos de estas células.
Además se estimula la síntesis de mediadores
derivados del ácido araquidónico, los leucotrienos
y las prostaglandinas y de citoquinas. La presencia de estos
mediadores se traduce en una respuesta inflamatoria tendiente
a eliminar al agente injuriante. También participan
eosinófilos con un mecanismo ADCC mediado por IgE.
En la respuesta celular citotóxica (C), linfocitos
T CD8+ activados producen la lisis de las células
que poseen el antígeno que los ha estimulado. Estas
pueden corresponder a células infectadas por virus,
células cancerosas y células alogénicas
entre otras. Los linfocitos T CD8+ citotóxicos contactan
a la célula blanco y liberan diversas moléculas
tóxicas contenidas en sus gránulos citoplasmáticos.
Entre ellas está la perforina que tiene la propiedad
de formar poros en la membrana de la célula blanco
produciendo su lisis osmótica, y las serina-esterasas
que dañan la membrana. Además, libera linfotoxina
(LT) que mata a la célula blanco activando enzimas
que fragmentan el DNA y conducen a la apoptosis celular.
La respuesta efectora celular tipo hipersensibilidad retardada
(D) está mediada por diversas linfoquinas liberadas
al medio por linfocitos T CD4+ activados y diferenciados.
Ellas activan principalmente a monocitos y macrófagos
que son en realidad las principales células efectoras
de la respuesta. Este tipo de respuesta, es especialmente
importante en infecciones por microrganismos intracelulares
y se traduce en la formación de infiltrados inflamatorios
productivos difusos o granulomatosos.
Entre las linfoquinas más importantes se encuentran
la interleuquina 2 que estimula tanto la proliferación
de linfocitos TCD4+ como la secresión de otras citoquinas
tales como interleuquina 2, interferon gamma, factor de
necrosis tumoral y linfotoxinas. El intereferón gamma
actúa sobre células presentadoras de antígeno,
aumentando la expresión de moléculas MHC clase
II. Además, al igual que el factor de necrosis tumoral
y la linfotoxina, actúa sobre células endoteliales
aumentando su capacidad de adherir leucocitos y facilitando
la formación de un infiltrado inflamatorio. El interferón
gamma es el principal activador de monocitos y macrófagos,
los que aumentan su poder fagocítico, su capacidad
bactericida y su secreción de citoquinas.
<< volver
|