El sistema inmune adaptativo
reconoce "lo propio" y lo discrimina de "lo
propio alterado". Esta alteración de lo propio
puede ser debida a la intromisión de elementos exógenos
o por cambios de origen endógeno. ¿Cómo
se puede definir "lo propio"? Desde un punto de
vista genético, los individuos de una misma especie
comparten una estructura molecular básica al codificar
el DNA una gran variedad de proteínas estructurales,
reguladoras y enzimáticas. Alrededor de 110000 proteínas
diferentes dan cuenta en el ser humano de la gran diversidad
y complejidad de su estructura y función. Cualquier
cambio que comprometa en forma importante esta estructura
y función puede conducir a la enfermedad.
La mayoría de las proteínas no presentan variación
en su secuencia aminoacídica entre un individuo y
otro, existiendo a lo largo de la evolución una tendencia
a mantener una determianda conformación estructural.
Sin embargo, un cierto porcentaje de estas macromoléculas
son codificadas por genes polimórficos en la población,
vale decir, presentan diferencias entre individuos de una
misma especie. Tal polimorfismo genético confiere
al individuo una identidad macromolecular que hace imposible
que sea idéntico a otro en cuanto a su constitución
genética (salvo cuando se trata de gemelos univitelinos).
La variabilidad genética debida a la existencia de
genes polimórficos es una característica fundamental
de las especies ya que les permite un mayor poder de adaptación
a cambios que surgen en el medio ambiente.
En este contexto, es de gran importancia que cada individuo
mantenga su identidad macromolecular inalterada mediante
un sistema capaz de reconocer y eliminar aquello que ha
cambiado. La identidad macromolecular radica principalmente
en moléculas codificadas en los genes del complejo
mayor de histocompatibilidad (MHC) que se expresan en la
membrana de todas las células nucleadas (clase I)
o de algunas células que participan en la respuesta
inmune (clase II).
Las moléculas codificadas por MHC (figura) son proteínas
globulares que presentan una zona hipervariable que conforma
un bolsillo (centro más oscuro de la figura)) donde
se inserta el péptido antigénico. Estas moléculas
están permanentemente presentando péptidos
propios o ajenos a linfocitos T los que reconocen la conformación
del complejo formado por MHC propio y el péptido
antigénico, vale decir, reconocen "lo propio
alterado".
El gran polimorfismo del MHC, especialmente aquel que se
expresa en la región hipervariable o bolsillo, otorga
al individuo la capacidad de presentar una gran variedad
de peptidos diferentes a su sistema inmune.
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